2 sept 2007




La noche desarmada


La noche, desarmada, avanza manta raya. La noche, como las manos de un santo abiertas, las manos proyectan un calor que puede sentirse en la oscuridad, la oscuridad curada con breve ardor de alcohol fino extenuante, y la respiración invisible de las fotografías tomadas por asalto desde la ventana, reproducidas luego en sueños que estabas conmigo viajando en el colectivo buscaba siempre la forma de ponerte el hombro para que cayera tu cabeza, te vendabas los ojos mientras yo por arte de la ventana descubría comiendo a un caballo al lado de una llama, por agronomía sube la marea se hace mas profunda y nos llega hasta el cuello el agua. Siento el cuello como un tubo de ensayo con la muestra de sangre que arrojara los resultados de mi análisis en una semana y media, y estoy empecinado pero empecinado con recortar cada detalle del tiempo, que nos hacemos para estar juntos, que este collage se vuelve un enchastre.
Llegar al centro completamente tapados, las manos adentro de la campera, ligeros expuestos a la luz artificial, las pastillas se nos deshacen en la boca ya sin querer hablar ya sin querer estar mirándonos por la calle vamos al grano los dos con cara de chupar un clavo nos importa un huevo y la mitad del otro las ofertas que trae la corrientes, nosotros solo queremos llegar llegar a una cama para empezar una fogata y terminar hechos de ceniza que hierve todavía.
Pero también alguien nos descubre y piensa, que raro un caballo con una llama.






1 comentario:

Unknown dijo...

caminos de la poesía automatica

saludos